Sinopsis: Maggie (Melissa McCarthy) es una madre separada que se muda a Brooklyn con su hijo de doce años, Oliver (Jaeden Lieberher). Al tener que trabajar muchas horas, no le queda más opción que dejar a Oliver al cargo de su nuevo vecino, Vincent (Bill Murray), un jubilado cascarrabias aficionado al alcohol y a las apuestas. Pronto, una peculiar amistad florece entre esta improbable pareja. Junto a una stripper embarazada llamada Daka (Naomi Watts), Vincent conduce a Oliver por todas las paradas que conforman su rutina diaria: las carreras de caballos, el club de striptease, y su bar habitual. Pero mientras Vincent cree que ayuda a Oliver a hacerse un hombre, Oliver comienza a ver en Vincent algo que nadie más ve: Un hombre incomprendido de buen corazón.
Mi Puntuación: 8.2/10
Mi opinión: Cuando me senté en la sala pensando que setaba por ver la peor película de la carrera de Bill Murray, me llevé la grata sorpresa de que era una película totalmente distinta a la que me esperaba. Para empezar, el papel de viejo gruñón le queda perfecto a Bill, hasta te hace creer que es su forma de entablar su vejez como actor y ser humano en la vida real. Ya sea por el lado humorístico que él siempre tiene o porque su personaje no deja de parecer soberbio y enojado con la vida sin razón, pero a medida que se adentra en la trama nos demuestra que no todo es como desde afuera uno podría creer, sino que sí ahora es así, tiene un por qué y al final de la película uno terminará queriendolo y aceptándolo. Sin duda, se convirtió en una de mis películas favoritas de Bill Murray. Pero no dejemos de darles aplausos a una Naomi Watts que se lookeó totalmente distinta a los personajes en la que solemos verla, también al personajes del niño y su madre, aunque como suele hacer, Murray se lleva gran parte de los aplausos.
